Bueno chicas, primero que nada...HOLA!!! les quiro contar que esto es como un borrador de uno de los cápitulos de una novela que estoy escribiendo a mano (verán, si mis horarios y mi inspiración me lo permiten, la escribo entre semana y se la leo a una de mis amigas los viernes, en un tiempito que tenemos entre el fin de clases y fútbol) Quizá no entiendan algunas cosas, a lo que la novela está avanzada y las redes entre los personajes ya están armadas, pero voy a tratar de que entiendan a los personajes y eso. Ah! y si tengo alguna falta de ortografía, diganme, plis!
Les voy a comentar, para que no se pierdan, que esta parte de la historia tiene lugar en una especie de internado, dónde concurren personas de varias edades, las cuales viven en "casas" (si, como en Harry Potter), y lugares comunes, como el "galpón" del que hablo al principio.
Nos reímos, y mucho, cuando vimos nuestros rostros en el exageradamente encerado piso. Dirigimos nuestras miradas hacia el otro de manera cómplice, y simplemente salieron nuestras carcajadas, llamando la atención a las personas mas cercanas que bailoteaban con cara atontada, aunque el resto seguía inmune a nuestra "desubicada" risa, ya que permanecía concentrada en contonearse al son de un par de baladas demasiado dulzonas a mi gusto. El enorme "galpón" estaba decorado de pies a cabeza con la típica decoración del 14 de Febrero: muchos corazones, cupidos, matices de rojos y rosas que hacían que la vista cansara, ya que la luz era muy leve. Era empalagador al extremo. Creo que en el fondo la única razón por la que habiamos venido era para ver si todo el tema de mi hermano con Iceleen iba bien. De verdad ella nesecitaba un tiempo alejada de los chicos. Por mi mente se cruzaron rápidamente la imágenes del sonriente Cody (que había botado cruelmente a Leen al saber que ella viajaría) y de los enormes ojos grises de Martin, quien le había dejado a la inocente de Iceleen un trauma de por vida y las muñecas amoratadas durante días porque el mismísimo día del cumpleaños 19 de mi mejor amiga, el había intentado...bueno, mejor ni lo cuento porque no me gustaría ponerme de ese humor. Lo único que me puso una sonrisa esa noche fue el saber que Finn había dejado a Martin con la nariz rota (aunque a Dougie y a mi también nos dejó con algún moretón por ahí, pero eso fué porque tratamos de contenerlo).
Busqué con la mirada a mi hermano; no podía ser díficil: es inhumanamente alto. Y allí lo encontré, con su mirada tierna y marrón puesta en los ojos celestes de Leen. Estaban muy pegaditos,con mirada brillante y sincera entonces, de esa manera pude comprobar que todo lo sucedido entre ellos estaba arreglado. Planeábamos irnos, pero la repentina lluvia torrencial nos sorprendió por completo. Al querer escaparnos de aquella cursilería andante, una espesa cortina de agua callendo rápida nos cortó el paso y el aliento. Casi que nos preguntamos con la mirada como era que una lluvia así se pudiera desarrollar tan improvisadamente (no sé si "improvisadamente" sea la palabra correcta para esto pero bueh...) así que algo decepcionados, nos sentamos en la mesa en donde se supone que deberían estar Kimmy, Tom, Iceleen y Finn.
La música tapaba el ruido que hacían las gruesas gotas de agua en el techo del galpón, pero aín se podían sentir, y eran insistentes...parecía que el aguacero daría para rato. Doug y yo decidimos intentar bailar, aunque sea por un rato.
-Ya sabes que soy un fiasco, así que te puedes reír todo lo que quieras- avisé divertida.
-Que lástima que no te quisiste poner los tacos...eso debió haber sido bueno-
-Ah, no, eso si que no, señor Poynter. Nunca en mi vida me vas a ver con tacos...soy rídicula-
-YA eres rídicula- se río. Lo miré con cara de asesinarlo, pero el buen humor volvió a mi rostro. Por suerte, las canciones lentas habían parado, y ahora todos se preparaban para bailar alguna que otra movidita. Ah, si hay algo en lo que soy buena, es en hacer pasar verguenza a los demás, pero Dougie también...así que se armó una guerra muda entre los dos, tratando de ver quén era el que podía llegar a hacer la mayor estupidez. La cosa estaba muy empatada, hasta que me choqué con Tom, quién estaba cerca de Kimmy. Me miró con cara de "ya no hay esperanzas para esta chica" y puso los ojos en blanco.
-Que estás haciendo?- se rió disimuladamente.
-Naaadaaaa...- miré al piso con vocecita de niña pequeña. Tom ladeó la cabeza, aún con la sonrisa en el rostro.